TRISQUEL
Se trata de un símbolo de origen celta, aunque también se puede encontrar en algunas regiones orientales como el Tíbet y China. Se han encontrado numerosos trisqueles en forma de petroglifos grabados en piedra en varios puntos de la geografía española.
El trísquel o trinacria celta es un símbolo geométrico y curvilíneo formado por una hélice de tres brazos que parte de un centro común y se dirige hacia el exterior en forma de espiral. Suele representarse contenido en el interior de un círculo.
Este símbolo está formado por tres espirales que entran y salen del círculo, giran en dos sentidos, por esto representa la dualidad. Por la cantidad de espirales (3), representa el equilibrio. El número de elementos que lo constituyen es de de nueve (dos veces tres espirales y tres círculos interiores) más el circulo exterior conforman el diez, el número perfecto. El círculo externo representa la totalidad y, como no tiene ni principio ni fin, la renovación permanente.
Según la cultura celta, el trisquel representa la evolución, el aprendizaje y el crecimiento. También el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
Según la cultura celta, el trisquel representa la evolución, el aprendizaje y el crecimiento. También el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
Manifiesta el principio y el fin, la creación, la eterna evolución y el aprendizaje constante. Sus tres espirales con sus giros dobles simbolizan la transmutación y el camino permanente hacia la perfección.
Para la cultura celta se trataba de un símbolo sagrado, por esto, los únicos que podían portarlo eran los druidas.
Los tres brazos del trisquel pueden representar diferentes aspectos:
Mañana, tarde y noche.
Pasado, presente y futuro.
Infancia, madurez y vejez.
Cuerpo, alma y mente.